martes, 26 de julio de 2011

A una niña de 18 años

No quise escribir nada el día que conocí la noticia. No quise escribir desde las entrañas. No quise escribir entonces para no caer en el tópico fácil ni en la descalificación.
Han pasado unos días desde que Mónica Carrión Remacho fue salvajemente asesinada. Lo siento. Lo siento desde lo más profundo de mi corazón. Lo siento por su familia, por sus amigos y amigas, lo siento sobre todo por ella y siento miedo por todas mis alumnas. Siento miedo por todas las alumnas del mundo. Porque sé que la educación es la única forma de evitar que estos sucesos atroces sigan conmocionando la vida de tantas personas.

Por eso, sólo intentaré seguir haciendo mi trabajo con pasión y con dedicación, a pesar de todas las discusiones, a pesar de la resistencia de tantas personas. Seguiré coeducando porque sólo así entiendo mi profesión y mi vida.

Dedicado a todas mis alumnas.

2 comentarios:

Lodigoyo dijo...

Muy buen artículo, Gabriel. Qué importante es el ámbito educativo -no en en sentido formativo, sino en el vivencial- para luchar contra el machismo. El ejemplo crea escuela, y no los discursos vacuos.
Saludos

Ana Hernández dijo...

Hola Bienvenido! Muchísimas gracias por tu comentario. Sólo una cosilla, me llamo Ana :P

Un saludo!