martes, 25 de noviembre de 2008

25 Nov: El silencio nos hace cómplices

El número de mujeres muertas a manos de sus parejas sigue siendo alarmante. En lo que llevamos de año ya han muerto 58 mujeres a manos de sus parejas o exparejas. Estas cifras no son más que un indicador de la violencia machista que miles de mujeres tenemos que sufrir cada día. En los últimos años, gracias a la presión del movimiento de mujeres, se han adoptado importantes medidas jurídicas y administrativas para luchar contra esta lacra social. Pero no son suficientes. Se necesita la movilización general de la sociedad para conseguir acabar con un fenómeno complejo y profundamente arraigado en nuestra tradición.
Digámoslo claramente, la violencia contra las mujeres es una violación de los derechos humanos y las libertades fundamentales y el mayor mecanismo de control que los distintos poderes han utilizado a lo largo de la historia para “ponernos en nuestro sitio”, imponiendo a la mujer una situación de subordinación respecto al hombre; es la persistencia del funcionamiento patriarcal enquistado en nuestra sociedad y en nuestras costumbres.
Muchos son los factores que mantienen la violencia contra las mujeres, el poder político y religioso o la estructura social y económica, que han sido determinantes para invisibilizar esa violencia encubriéndola, justificándola y dándole una apariencia de naturalidad que no tiene.
El día de hoy no solo debe servir para pedir más recursos de todas las administraciones para acabar con uno de los problemas más graves que asola nuestra sociedad. Debe crear también un clima de tolerancia cero hacia la violencia machista que haga sentirse apoyadas a las víctimas a la hora de denunciar y deje claro al agresor nuestra más rotunda condena ante cualquier posible abuso o maltrato.
En esta lucha, los hombres tenéis una especial responsabilidad para contribuir a este cambio de actitudes. La violencia de género es un fenómeno social que sufren las mujeres, pero que ejercen algunos hombres en nombre de una supuesta superioridad masculina. La responsabilidad individual es de los maltratadores, pero acabar con el machismo es algo que tenemos que hacer entre todas y todos.
Uno de los principios fundamentales del machismo es haceros creer que solo hay una forma de ser hombre. La mayoría de los hombres, sin embargo, no podéis seguir permitiendo que se os confunda con quienes, en vuestro nombre, ejercen o toleran la violencia contra las mujeres porque no están dispuestos a reconocerlas como iguales. Tenemos que manifestarnos personal y públicamente. Todas y todos.
Por eso debemos participar del día de hoy. Debemos hacer un gesto público para llamar la atención a otros hombres y mujeres y pedirles que se sumen a las movilizaciones contra la violencia hacia las mujeres.
Es necesario que la sociedad vea la esta violencia como un crimen aberrante contra la mitad de la población. Es preciso desde la sociedad, la escuela, la familia, los medios de comunicación, transmitir valores de respeto hacia la mujer, valores de igualdad, erradicando cualquier atisbo de sexismo, de utilización de la mujer como objeto. Ha de ser por tanto una labor de todos y de todas en la que debemos implicarnos.

Es urgente decir BASTA, porque el silencio nos hace cómplices.

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