viernes, 21 de noviembre de 2008

Lo que no se nombra no existe

“ En un mundo donde el lenguaje y el nombrar las cosas son poder, el silencio es opresión y violencia”.
Adrianne Rich

LO QUE NO SE NOMBRA NO EXISTE.
Ésta es una idea que se repite constantemente en los estudios de la sociolingüística y en la que todas las personas expertas están de acuerdo. El lenguaje es una representación del mundo y lo que no se nombra, no existe. Así, hay guerras de las que se deja de hablar y automáticamente parece que el problema desaparece ¿qué sabemos hoy en día de Somalia? ¿nos preocupa? No, porque ya no lo nombramos ni lo oímos; deja de ser un problema.
Y esto que parece sencillo y evidente para cualquiera, se torna un problema, en el problema, el uso sexista del lenguaje. Y la cuestión es que el lenguuaje debería evolucionar porque:

•Aparecen nuevas realidades que exigen nuevos términos.
•Una lengua que no evoluciona es una lengua muerta.
•El lenguaje representa el mundo en que vivimos.
•La incorporación de las mujeres al ámbito público exige una evolución del lenguaje.

No obstante, los/las que intentamos coeducar (locos y locas de remate), nos topamos constantemente con la reticencia de compañeros y compañeras sobre el tema. Parece que duele decir "alumnado" en lugar de alumnos o "profesorado" antes que profesores. Y ya véis que no he necesitado repetir términos, ni utilizar la maldita arroba ni mucho menos, para integrar en un sólo término a los dos sexos.
Pero cuesta, cuesta mucho que la gente deje de pensar que éste no es un tema importante, que hay problemas mucho mayores de los que las feministas (esas marimachos quema-sujetadores que odian a los hombres) deberían ocuparse. Y pienso que no es cierto. Que este es el TEMA, el primero, porque el lenguajes es reflejo de la sociedad, y si el lenguaje no cambia es porque la sociedad no cambia. Porque, por descontado que el lenguaje no es sexista. Seguimos siendo sexistas nosotros. Y nosotras. Y los que se niegan a incluir pequeños cambios en su modo de hablar aducen siempre las mismas razones peregrinas, tópicos que una se cansa de discutir...

"El uso del masculino genérico es una norma y el castellano es así.”
•El castellano es una lengua viva, no se puede inmovilizar. De hecho, el español no siempre fue “así”, si leemos documentos medievales, veremos como no usaban el masculino genérico, sino que usaban los dos géneros.
•El lenguaje transmite ideología. Esta afirmación está totalmente aceptada por cualquier estudioso o estudiosa de la lengua, de hecho, existen palabras “políticamente correctas” y otras que no lo son; la forma en que hablamos y escribimos dice mucho de quien lo hace, y se transmite ideología, por lo tanto, quien crea realmente en la igualdad de oportunidades para mujeres y varones no debería tener ningún problema en transmitir esa idea por medio de un lenguaje no sexista.
•El español tiene variación genérica. Si decimos que el castellano es un idioma muy rico, y si este idioma distingue entre femenino y masculino, no veo por qué no voy a usar en toda su extensión el género femenino y no empobrecer la expresión usando sólo un género.
•Nuestro lenguaje configura nuestra visión del mundo. Cuando empiezas a usar un lenguaje no sexista, te das cuenta inmediatamente de quién no lo usa, la mirada te cambia y ya no hay vuelta atrás. Cuando alguien te escucha usando un lenguaje no sexista, se da cuenta de la presencia de las mujeres, se le hacen presentes y eso es importante.

“El lenguaje no sexista va contra la economía del lenguaje.”
•¿Es la economía un criterio prioritario en el uso del lenguaje? Si realmente es la economía un criterio prioritario, no entiendo por qué los “puristas” del lenguaje no aceptan el lenguaje usado en los mensajes de móviles, porque es un lenguaje que comunica, que se entiende y más económico no puede ser, no hay una sola repetición de nada, es lo más esquemático y produce mensajes. Teniendo en cuenta la economía, el lenguaje no sexista a veces es más económico que el sexista, ver el ejemplo de “tiene dos hijos”, que en lenguaje sexista es equívoco, y da lugar a aclaraciones que van en contra de la economía, cuando lo más rápido e inequívoco sería: “Tiene un hijo y una hija”. Tiremos el lenguaje literario, que es el mayor despilfarro económico, el uso de tantas palabras sólo con fines estéticos no debería estar aprobado por quienes tienen tanto amor por la economía.

“ El estilo de redacción es farragoso y horrible.”
•Aprendizaje necesario. Como todo, es necesario aprender a usar el lenguaje , lo mismo hay que hacer con el lenguaje informático y nadie se rasgó las vestiduras por decir “software”, “ratón” y demás términos. Cuando se aprende a usar el lenguaje no sexista, su uso se convierte en natural.
•Es curioso que con el lenguaje no sexista haya esa preocupación por el estilo en los escritos y no lo haya en todas las circunstancias, eso da qué pensar, no todas las personas que dicen que es un estilo horrible saben escribir bien y con estilo todo tipo de documentos, entonces ¿por qué no se preocupan de todos sus escritos, no sólo del lenguaje no sexista?

La @ es una horterada, las barras un incordio, el –os,-as una herejía gramatical y los niños y las niñas es duplicar términos”
•La @ es una opción para escritos personales. La arroba no está aprobada como signo gráfico del castellano escrito, por eso está bien usarla para escritos personales o escritos internos, no es correcta para una publicación.
•Las barras y el –os,-as es práctico para formularios y cuestionarios. Al fin y al cabo, el lenguaje de los cuestionarios y formularios ya es bastante hereje con el lenguaje, qué más da usar esos símbolos.
•No existe duplicación cuando los términos no son iguales: “rojo, azul,…” Alguna gente argumenta que decir “las niñas y los niños” es duplicar términos, que es decir lo mismo pero más largo que si dijéramos “niños” como genérico; pero nunca existe duplicación si las realidades a las que nos referimos no son iguales y en este caso no lo son, igual que ocurre cuando en vez de usar la palabra genérica “colores”, decimos los colores concretos, no hay duplicidad, porque las realidades no son las mismas.
El uso de un lenguaje que representa a las mujeres y a los hombres y que nombra sus experiencias es un lenguaje sensato, porque…
 NO OCULTA
 NO SUBORDINA
 NO INFRAVALORA
 NO EXCLUYE
 NO QUITA LA PALABRA A NADIE

Algunos fragmentos de esta entrada pertenecen a Marian Moreno Llaneza, asesora de Coeducación del Centro del Profesorado y de Recursos de Avilés. Comunicación presentada en el marco del curso “¿Dónde están las niñas? La perspectiva de género en la educación para la salud y el deporte”. Octubre, 2004.


Pienso dar muchísima guerra con este tema. Espero que Lola Marín o Yolanda Toral me echen una mano cuando tengan tiempo, porque de esto saben infinítamente más que yo, y ya han escrito sobre esto (y mejor).

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Me han parecido muy claras las observaciones hacia la duplicidad de términos en los genéricos. Yo siempre había sido de la opinión de que así se había establecido y se usaba: punto. Pero no, es bien cierto que, si queremos decir "rojo y azul" no decimos simplemente "colores". El lenguaje está vivo y es ahora cuando ha de notarse.

Y en cuanto a la expresión escrita en medios como los móviles, yo soy de la opinión de que hay cierto avance en cuanto nos hemos dado cuenta de que la economía en el lenguaje juega a favor de la inmediatez del mensaje, pero creo que hace falta homogeneidad. Dudo mucho que alguien quiera normalizar este medio de expresión teniendo en cuenta lo libre que es. ¿Enseñarán a "hablar en móvil" algún día? no lo imagino, la verdad :b

Saludos.

Ana Hernández dijo...

Jajajaja, gracias por tu comentario, Tarongeta.
Sobre el lenguaje de los móviles y la economía del lenguaje, sólo un apunte: ¿hay algo más reflexivo que la expresión escrita? Es falso que queramos ser económicos cuando nos expresamos de esta manera, de hecho releemos una y otra vez, tachamos, reformulamos. Queremos ser correctos, tener buen estilo, ser claros... no económicos.
Distinto es cuando nos expresamos oralmente. Es en esta circunstancia donde el alumnos/alumnas puede resultar "poco económico", pero para eso la lengua cuenta con términos que sí incluyen a los dos sexos: alumnado, profesorado, plantilla (en lugar de trabajadores...)

Un besazo ;)

Anónimo dijo...

Sí que es cierto. Yo soy de los que se leen poco lo que escriben porque considero que, al menos en temas ortográficos, voy con bastante corrección. Otra cosa es la gramática, pero soy consciente de que las patadas las damos todos y lo asumo. Me conformo con que se me entienda (como la gran mayoría, supongo ;))

Adelante con el blog. Que lleguen los comentarios es cuestión de tiempo y de paciencia :D

Ana Hernández dijo...

Jajajaja, sí, lo sé, sobre todo cuando obligue a mis alumnos y alumnas a entrar y comentar para subir nota :P
Dame un tiempito para darle forma a esto y ya verás :P

Marta dijo...

¿El uso del género masculino en español es discriminatorio?

Es difícil considerar una cosa tal. El género en español fluctúa en muchos casos; la distinción de –o, -a para distinguir masculino y femenino podría constituirse como regla pero con numerosas excepciones, a veces las excepciones son la regla en español. Muchas veces “la culpa” la tiene el latín, donde el morfema –o, amalgama el neutro y el masculino (el neutro en latín no significaba “asexuado” provenía del indoeuropeo y muchas veces indicaba objetos o seres inanimados).
Asimismo secretario era aquel que ayudaba o asistía en una secretaría, una vez que se crea la figura de la secretaria (más por el uso popular que por una reflexión lingüística, que por cierto no suelen calar demasiado) se adopta sin problemas como distintiva. ¿Por qué no usar jueza, médica al igual que profesora o psicóloga? Realmente no habría problema en ello, y podría ser algo optativo ya que habría muchas razones “peregrinas” a mi parecer, para mantener un uso o el otro, pero lo que no sería de recibo sería considerar “la juez”, “la médico” como machista, ya que el género femenino, como cualquier lingüista sabe (al menos en español) es el artículo quien lo indica fielmente.
Es más, casos como “el policía” indicaría que el morfema –a, no indica femenino, ya que por la evolución de la palabra, “policío” para designar al masculino (y no discriminarlo) sería inaceptable, al igual que cineasta, (“cineasto”), o artista (“artisto”). Incluso la determinación de un artículo femenino frente al sustantivo indicaría colectivo: “la policía”. Decir, que morfema flexivo –o, otorga al sustantivo o al adjetivo de género masculino es falso, (“la mano”) y cualquier alumno, una vez haya visto la caótica casuística del español que podemos leer en la Gramática de Alarcos, defendiera esto lo suspendería sin contemplaciones.

Y hablando sobre colectivos, el uso de “profesores” o “alumnos” incluye a hombres y mujeres, chicos y chicas, “profesorado” o “alumnado” contiene un matiz colectivo, (que no se debe confundir con el plural) y por supuesto connotación de corporativo.
Por otro lado, no siempre el uso del femenino indica un matiz peyorativo frente al masculino (aunque admito que es lo más usual) casos como “coñazo”, o “cojonudo”, “mujer pública” u “hombre público” contrastan con casos (por ejemplo) como:

Señor = caballero
Señora = dama (casada)
Señorita = dama (no casada)
Señorito = vago.

O casos como “huevón” (habitual en Chile, como insulto) o “boludo” o “pelotudo” en Argentina, donde se alude a los genitales para insultar, al igual que “gilipollas” que no es más que “tonto de la polla” y por tanto consiste en definir al que recibe el insulto como usuario de sus genitales y no de su cerebro al pensar.

¿Son las lenguas machistas o lo son las culturas? Gracias a Dios, los japoneses no tienen distinción de género en su lengua, el sistema del japonés no admite esas diferencias, aunque al ser una cultura de un antiguo y secular machismo alberga distinciones numerosas en su léxico que acentúa las diferencias entre hombres y mujeres, asimismo, “es de hombres” decir “domo” o “oss” para decir gracias y propio de mujeres decir “arigato goziemashita”, “estoy muy agradecida, literalmente”, como vemos aunque no haya distinción de género en una lengua puede haber un uso altamente machista en la misma (tampoco distinguen el género en chino, o en inglés, por lo tanto son lenguas feministas o neutras, según lo considerado ¿no?). Llegamos a la triste conclusión que el español es una lengua exageradamente machista (cosa que sufre también el francés, el italiano, el portugués y el catalán… será cuestión de machismo latino… se supone). Mientras que el chino y el japonés son lenguas igualitarias (y por tanto sus sociedades también, según el álgebra feminista). Por tanto, el hablante de español recurre al sistema de su lengua al hablar (y podría o no ser machista en su trato con los demás, ya sea a través de su lengua o de sus actos).

Las lenguas cambian, pero las cambian inconscientemente sus hablantes, pese a que la RAE se esforzara con vigor en desterrar ciertos usos en determinadas ocasiones de la historia (distingamos uso de sistema, es muy distinto) estos usos han triunfado. Se dice que la lengua es trasmisora de ideología, y lo es, no hay mejor arma que el lenguaje que pueda transmitir ideas, por eso mismo, el profesor de lengua debe transmitir una reflexión lo más científica posible de la lengua, y huir de “ideologías” al menos, intentarlo. Puede que el interés por transmitir una ideología consistente en una “ética de género” proviene de otros sectores (o sectoras, perdón), de la sociedad. Margart Atwood se quejaba ante las sandeces propias del falso feminismo inglés que había reducido el uso de las fórmulas de respeto de su lengua a vulgares discriminaciones machistas (nos referimos al reclamo de las feministas por el uso del Ms como fórmula de respeto ante las mujeres, ya que en inglés se distingue entre señora casada –Mrs- y señorita –Miss-, según Atwood estos excesos con el idioma creaban nuevas distinciones:

Mr = señor
Mrs = señora
Miss = señorita
Ms = feminista


Porque puede ser que esa lucha si esté perdida: que los institutos vuelvan a ser sitios donde se enseñe gramática, literatura, idiomas, matemáticas, música, arte, química, física, deporte, biología… y hacer de esos hombres y mujeres seres libres, inteligentes, cultos, dignos y capaces y críticos de su mundo y por supuesto de cuando ejecutan o sufren discriminaciones de todo tipo.

Ana Hernández dijo...

Hola Marta, bienvenida, espero verte mucho por aquí :)
Me gustaría responder a tu comentario, pero si me permites lo voy a hacer con una nueva entrada, ya que me temo que la respuesta se va a hacer un poquito extensa.

Un saludo!

Ana Hernández dijo...

No obstante, sobre el género gramatical:
"Uno de los tópicos más extendidos al hablar de esta cuestión es la confusión, deliberada o involuntaria, que se produce entre el género gramatical y el sexo de las personas. El género gramatical es un accidente que permite clasificar los nombres en masculinos y femeninos. Esta clasificación no siempre va asociada a una referencia extralingüística correspondiente al sexo natural. Es evidente que cuando usamos un sustantivo, el género del mismo nada tiene que ver con el sexo de las personas. La palabra mesa es femenina en nuestro idioma porque así ha resultado de un proceso de formación, como la palabra árbol o pensamiento son masculinas. El género es una cuestión por lo demás bastante arbitraria, puesto que lenguas que comparten una misma procedencia han asignado géneros diferentes a los mismos conceptos (por ejemplo, coche es masculino en castellano y femenino en francés). Incluso en nuestra lengua hay palabras que pueden usarse en ambos géneros (el mar o la mar). El problema surge con aquellas palabras que normalmente designan a mujeres o a hombres, en las que el género gramatical y el sexo de la persona a quien nombran coinciden. Fijémonos en los pares niño/niña, obrero/obrera, alumno/alumna; usamos el masculino para el sexo masculino y el femenino para el sexo de las mujeres a quienes representan. Teniendo en cuenta esto, vemos que el uso del masculino, bien en singular o en plural, para referirse a mujeres o a grupos mixtos es del todo inadecuado por la sencilla razón de que nombra al masculino, al hombre, a la vez que oculta a las mujeres excluyéndolas del proceso de representación simbólica que supone el uso del lenguaje. Y si no pensemos un poco en este titular: “Los trabajadores de Sintel se movilizan contra el paro con la ayuda de sus mujeres” ¿No hay trabajadoras en esa empresa? ¿Ese “trabajadores” incluye también a las mujeres?

Pero no se trata sólo de que el uso del masculino como genérico suponga una exclusión de las mujeres. Además produce ambigüedades y confusiones en los mensajes, básicamente porque hace que consideremos a los hombres como sujetos de referencia y a las mujeres como seres dependientes que vivimos en función de ellos. Se crea así un sistema de referencias exclusivamente masculino, sistema que es el que usamos en cualquier acto comunicativo puesto que constituye uno de los elementos del acto de comunicación (emisor - receptor - código - canal - mensaje - situación)".

El uso del masculino como genérico además podría no ser consustancial al origen del idioma como nos vienen diciendo. Uno de los textos más antiguos conservados, el del Cantar de Mio Cid, utiliza el masculino para los varones y el femenino para las mujeres, cada una de las veces que las necesidades de comunicación así lo precisan. Por ejemplo, en los versos 15 - 19 encontramos:

Mio Çid Ruy Díaz por Burgos entrava
en su compaña sessaenta pendones,
exiénlo ver mugieres e varones
burgeses e burgesas por las finistras son
plorando de los oios, tanto avién el dolor;

Lola Marín

Anónimo dijo...

Un par de precisiones: "domo" es una forma de economizar sustituyendo a "domo arigatô", de forma que se le da el significado de "gracias" aunque el literal sería "muy". "Ossu" (que sería la romanización correcta, pese a lo ligera que pueda ser la "u" final en japonés) es una forma de saludo en el habla coloquial y puede ser usada por ambos sexos sin riesgo a quedar mal siempre que estés en confianza con tu interlocutor; de otro modo, puede estar fuera de lugar pero por su carácter de coloquial, no por ser inadecuado para uno u otro sexo. En cuanto a "arigatô gozaimashita" (que sería su romanización correcta), está muy extendido su uso tanto en chicos como en chicas y significa "estoy muy agradecido/agradecida". Es falso que sea más propio de mujeres que de hombres.

Además, a pesar de que la sociedad japonesa actual proviene de unas raíces feudales (y de sumisión para la mujer, por ende) innegables, también existe allí la meta de conseguir la igualdad; muchísimas partículas de respeto están dejando de usarse y las que quedan son aplicables a ambos sexos.

Decir hoy que la sociedad japonesa es sexista es equiparable a decirlo de la nuestra. Lo importante en este caso es que ambas percepciones se ajusten a una realidad lo más objetiva posible. De lo contrario, nos podemos estar equivocando por una razón de simple desconocimiento.

Y sí, la lengua está viva y no es gobernable el timón de su evolución por cuanto tiene de orgánica, pero sí es encauzable. Lo que no podemos hacer tampoco es negar una realidad que, aunque pueda entrar en valoraciones diversas, no por ello deja de ser evidente en algunos casos.

Saludos.